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Nueva estación de la Biblioteca Libertad Viajera.

Buscaremos historias del barrio desde la voz de quienes viven allí. Los esperamos.

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CELEBRAMOS 5 AÑOS DE COMPARTIR LECTURAS Y LA VIDA MISMA.

BIBLIOTECA LIBERTAD VIAJERA. DESEA LIBRE. 2014

Carrera 103 d n. 132, Suba -Bogotá

piel de culebra

Elige ser el líder de tu patria.

Tu voto de confianza es en ti mismo.

Nadie cambiara lo que te corresponde.

Tu patria no es un terreno.

Son los niños y las niñas,

Las mujeres y hombres que trabajan por ser felices.

Tus hazañas no son materiales.

Son espirituales y compartidas.

Para que desaparezca la ignorancia

Regala tu sabiduría, la misma que emanada de Dios

Te permite despertar fuerte para sembrar el amor.

Amor que no solo es palabra, es hecho, lejos de vanidad y egoísmo.

Elige ser el líder de tu patria, esa que no acaba donde termina tu mirada,

Esa que vive en ti y que dejaras a los que ahora son embrión, infantes y abuelos.

Hombres y mujeres deben trabajar unidos, desapegarse de las encuestas

Complementarse, mirarse fijamente, valorar sus diferencias y fijar su horizonte solo en la construcción de esta gran familia, nuestra humilde humanidad, mortal y trascendente.

Depende de ti, no del circo montado por los falsos payasos. Tu voto es confiar en ti mismo.

Desea libre.

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"Soledad no es libertad

(ya es hora de aceptarlo)

Sino pálida añoranza del otro o de la otra"

M.Benedetti. Inventario Dos.

"Leo que la plenitud es la desaparición de la carencia

Y que solo es feliz

Quien ha perdido ya toda esperanza.

Los que así escriben,

No pueden entender que de la herida que duele y hiede

Nazcan abejas rubias

Y que su miel sea la poca luz que nos alumbra.

Ellos, dueños de su circunferencia conquistada, no saben que infecunda es la paz donde no habitas".

Ego.

Comencé la semana viajando entre las calles de la ciudad en pleno invierno, con frio continuo y caos de metrópoli a medio construir.

Entre la agitación vi entre los pies de los transeúntes, un cuerpo frágil, delgado y asustadizo, sucio, casi invisible a los ojos de la rutina. Un cachorro. Junto a él, un niño de no más de tres años. Sucio y casi invisible hasta para su madre, dedicada a esperar el cambio del semáforo, para intentar una venta rápida de dulces entre los conductores impacientes.

Esta semana la lluvia no dio tregua. No volví a ver al niño, ni a su mamá, y después de buscar con los ojos alguna pista del cachorro, lo vi entregado a la muerte. Sigue siendo invisible para la rutina.

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